24.09.2021
Conocido durante décadas como la Suiza de Oriente Medio, el Líbano se enfrenta hoy a una de las crisis más severas de su historia. La economía del país está colapsando y desde Human Appeal España lo estamos viviendo en primera persona tanto con nuestros colaboradores que se desplazan al terreno como con nuestros socios que ejecutan nuestros proyectos que buscan aliviar la situación que viven con especial crudeza las personas en los campos de refugiados del país.
Las razones de la crisis son varias y de suma complejidad. Sus raíces se remontan a décadas atrás. El sistema político es de un carácter sectario que curiosamente otorga cupos en el poder a las diferentes confesiones que conforman el panorama libanés. Además, la corrupción está al orden del día, y algunos políticos usan los recursos y puestos públicos para asegurar su continuidad en el poder. Todo ello, añadido a los constantes varapalos que están causando serios estragos. Lejos de aliviar el problema, la gestión de las inversiones extranjeras destinadas a la reconstrucción del país tras distintas guerras, no han hecho más que ahondar la crisis debido a la corrupción y la incapacidad de los sucesivos gobiernos de introducir reformas políticas y económicas suficientes. A ello se añade la guerra en la vecina Siria que prácticamente envuelve geográficamente al Líbano por el norte y el este, así como la crisis económica en los países del Golfo (principales inversores en el Líbano) que veían con preocupación la bajada en picado de los precios del petróleo a raíz de la baja demanda durante la pandemia.
Hay colas para todo; colas interminables para comprar el pan, la leche y el resto de productos básicos. En las estaciones de servicio, se han formado colas en las que los ciudadanos han tenido que esperar días para abastecerse de combustible. En varias se han vivido escenas de tensión y enfrentamientos. Y hemos visto como algunas se han rodeado con alambre de espinos para proteger un bien tan escaso en el país como es el combustible. Especialmente, después de la desastrosa explosión de un tanque de gasoil en la zona de Akkar, en el norte del país, que acabó con la vida de cerca de treinta personas y dejó ochenta heridos.
La crisis aguda en el abastecimiento de combustibles ha paralizado la vida en el Líbano. Por ejemplo, mientras permanecíamos en el país en nuestra última visita este mes de octubre, los cortes de electricidad eran frecuentes en las zonas más neurálgicas de la capital Beirut, incluso cerca del palacio presidencial, mientras que en la periferia de la propia capital y en el resto de ciudades y regiones del país sólo contaban con dos o tres horas de electricidad al día. El 11 de octubre, todo el país experimentó un apagón total de 24 horas al agotarse el combustible de las dos estaciones eléctricas más grande del país en Zahrani y Deir Ammar.
Bajo estas durísimas condiciones, el invierno se avecina y las familias refugiadas sirias, que ya de por sí malvivían en condiciones infrahumanas, corren especial riesgo. La caristia del combustible y de los alimentos significa que están desprotegidos ante las gélidas temperaturas y que su situación de desamparo y vulnerabilidad no tiene precedentes en los diez años que llevan viviendo allí.
Por ello, y tras constatar la situación desde cerca en el propio terreno, desde Human Appeal España renovamos nuestro llamamiento solidario para conseguir entre todos hacer llegar la máxima ayuda a los campos de refugiados en el Líbano. Juntos podemos aliviar el sufrimiento de las familias refugiadas. Así, en medio de la oscuridad más literal, sentirán que no están solos.
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