La mejor ayuda humanitaria, siempre, es evitar el conflicto:
- Evitar muertes directas, heridas en muchos casos con secuelas para siempre y traumas psicológicos difíciles de erradicar.
- Evitar la destrucción de infraestructura que después habrá que reparar, en muchos casos infraestructura vital que dificultará la vida diaria y el desarrollo de las personas que habitan alrededor (colegios, universidades, hospitales, centros médicos)
- Evitar el desabastecimiento, hambre, destrucción parcial o total de viviendas y del sistema público de agua potable.
- Evitar el desplazamiento de la población civil, la pérdida de medios de vida y el empobrecimiento general del país, con consecuencias terribles incluso durante los años siguientes al final del conflicto bélico.
- Evitar el odio entre países, regiones, etnias, bandos, que estará presente incluso décadas después y cuyas heridas tardarán en cicatrizar especialmente en el lado del bando “perdedor”.
Todos perdemos con el estallido de un nuevo conflicto. Hoy, ayer y siempre, la mejor Ayuda Humanitaria es la prevención que evite su necesidad. Hoy, ayer y siempre, No a la guerra.