Cárceles al aire libre. Esa es la mejor definición de los campos de refugiados sirios en el Líbano. Las familias refugiadas que viven allí llegaron hace más de diez años. Y habiéndolo perdido absolutamente todo en su huida de la guerra, siguen atrapados sin poder volver a Siria, un país en el que ya no tienen nada; donde sus casas se han reducido a polvo y sus recuerdos han sido manchados por la violencia. Tampoco pueden abandonar el Líbano, a pesar del derrumbe económico que ha sufrido el país y que ha conllevado una carestía sin precedentes en los precios de los alimentos más básicos y el combustible que se convierte en un elemento fundamental para la calefacción de las tiendas de campaña en época invernal. A la falta de cobertura médica que sufren los refugiados, se añade el hecho de que haya una falta de suministro de la mayoría de medicamentos.

Además, ante el deterioro de las precarias tiendas de campañas por efecto del viento y las precipitaciones, se convierte en una necesidad imperante proporcionar ropa de invierno y mantas a las familias que subsisten en ellas. Ante esta situación de desolación muchas ONG han dejado de trabajar sobre el terreno en el Líbano. La complejidad de la situación sobre el terreno y la volatilidad de la economía local hace hizo que gran parte de las ONGs internacionales abandonaran a los refugiados a su suerte. Human Appeal se mantiene facilitando ayuda a miles de familias.

Además, ante el deterioro de las precarias tiendas de campañas por efecto del viento y las precipitaciones, se convierte en una necesidad imperante proporcionar ropa de invierno y mantas a las familias que subsisten en ellas. Ante esta situación de desolación muchas ONG han dejado de trabajar sobre el terreno en el Líbano. La complejidad de la situación sobre el terreno y la volatilidad de la economía local hace hizo que gran parte de las ONGs internacionales abandonaran a los refugiados a su suerte. Human Appeal se mantiene facilitando ayuda a miles de familias.

En nuestra última visita observamos un fenómeno que muchos no tienen en cuenta. Conocimos a hombres y mujeres jóvenes que llegaron como niños huyendo con sus padres de la guerra en Siria. Algunos ni siquiera se acuerdan de su vida allí. Y ahora, diez años después, ya son personas adultas, en ocasiones con sus propios bebés nacidos en esas condiciones. Se trata en toda regla de una cárcel abierta que estrangular su esperanza y enjaula sus sueños. Muchas personas, como es imaginable, sufren graves problemas a nivel psicológico fruto del cumulo de traumas sufridos un año tras otro.

En definitiva, el Líbano, un país que ha sido una referencia académica e intelectual y que cuenta una de las tasas de alfabetismo más altas del mundo árabe, ve hoy cómo su población de aproximadamente unos 6 millones cae en la pobreza. Ante tal realidad, las autoridades y las ONGs locales se ven desbordadas ante el declive aún más de la situación de los campos de refugiados. No hay que olvidar que el Líbano es el país con más refugiados del mundo proporcionalmente hablando. Suponen una cuarta parte de la población del país.

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por Hisham Muhammad

Madrid